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Manos secas y agrietadas: dermatitis de las manos

Las manos secas y agrietadas tienen una sencilla solución en la mayoría de los casos: mojarlas lo menos posible.

Las manos son una parte muy importante de nosotros y realizan gran variedad de funciones: aquellas que precisan fuerza, habilidad, delicadeza… Además nos ayudan a expresarnos y son nuestra tarjeta de presentación, aquello que ofrecemos a los demás para darnos a conocer.

Por eso, los trastornos de piel que las afectan, como el eccema o la dermatitis de las manos, pueden suponer un hándicap a la hora de realizar tareas habituales o importantes y mermar nuestra calidad de vida.

El eccema de manos o dermatitis es un problema frecuente, sobre todo en mujeres jóvenes, pero puede afectar a cualquier edad.

La causa más frecuente de la dermatitis de las manos es el exceso de lavados y el uso de productos irritantes de limpieza. A menudo se debe a una combinación de factores como la predisposición personal, el estrés o incluso la reacción alérgica de contacto de algún producto concreto.

El eccema de manos puede afectar al dorso de la mano, la palma o los laterales de dedos. Puede picar, escocer o doler. Se presenta de forma aguda (y cursar con episodios repetidos) o crónica. Puede manifestarse de muchas formas: rojez, hinchazón, fisuras, vesículas, exudación de líquido, intensa sequedad y engrosamiento de la piel.

La base del tratamiento es la modificación del estilo de vida y cuidado de las manos. Recomendamos productos de higiene e hidratación sin ingredientes irritantes, libres de fragancias. La aplicación de hidratante debe realizarse varias veces al día, al menos tras cada lavado de manos y antes de acostarse. Realizar esto habitualmente puede ayudar a espaciar brotes y disminuir intensidad de los mismos.

Aunque sabemos que es difícil, es aconsejable modificar algunos hábitos que desencadenan o perpetúan la dermatitis. Debería evitarse el trabajo manual que implique humedad, así como el contacto con productos irritantes (limpieza, alimentos…), si es necesario con el uso de guantes de algodón bajo unos guantes de vinilo, según la actividad que se realice. Evitar excesiva sudoración y situaciones de sequedad, así como el rascado, que empeora el eccema y favorece la sobreinfección bacteriana. El estrés actúa en algunas personas como desencadenante, así que puede ser de utilidad aprender a manejarlo.

Cuando el eccema está activo es preciso el corticoide tópico (sobre la piel) aunque existen algunas alternativas para evitar su uso continuado como algunos inmunomoduladores tópicos como el pimecrólimus o el tacrólimus. En casos graves, que no responden al tratamiento puede plantearse tratamiento con corticoide oral, fototerapia (rayos ultravioleta) o retinoide oral.

Si deseas obtener una información más profunda del tema puedes obtenerla en este artículo científico de nuestra revista española de dermatología.