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Lunares de nacimiento o nevus melanocíticos congénitos

Hoy voy a hablaros sobre los lunares de nacimiento o nevus melanocítico congénito (NMC). Es un tema que puede resultar un poco “antipático”, porque existen muchos aspectos sobre el mismo que todavía nos resultan desconocidos o controvertidos, por lo que complican el manejo.

Se denominan así a los nevus melanocíticos presentes en el nacimiento, aunque a veces pueden aparecer algo más tarde, hasta los dos años de vida. Son frecuentes y afectan aproximadamente al 1% de los recién nacidos.

Se caracterizan por ser más profundos en la piel (esto se aprecia al examinar el nevus con microscopio tras su extirpación). Son visibles al nacimiento, la mayor parte de las veces como una “mancha” plana, y crecen en proporción al niño. Pueden tener pelos, y en ocasiones muestran una superficie rugosa o empedrada.

Nevus

Pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo y medir desde pocos milímetros hasta varios centímetros. En un intento por facilitar su clasificación de forma práctica se han dividido (arbitrariamente) en pequeños (menos de 1,5 cm de diámetro), medianos o intermedios (entre 1,5 y 19 cm) y grandes (más de 20 cm). La mayoría de nevus melanocíticos congénitos son pequeños.

El motivo por el que dedicamos unas palabras al NMC es doble: por un lado, el riesgo de malignización, y por otro, el de la repercusión estética en el paciente, ambos nos hacen plantearnos un tratamiento y esto constituye un reto.

Aunque teóricamente cualquier NMC se puede malignizar (aparición de melanoma), el riesgo es bajo en caso de NMC pequeños o medianos (puede que similar al del nevus melanocítico adquirido, aunque esto también es controvertido y hay estudios que aseguran que es algo mayor). Este riesgo es mayor en caso de nevus grandes. Existen distintos estudios que han intentado cuantificar la probabilidad de malignización en NMC grande pero los resultados son variables, aunque podríamos establecer este riego (¡¡entendiendo que debemos considerar el dato con precaución!!) entre 0 y 10%.

Un punto a destacar es que en caso de malignización de un nevus congénito, la mayor parte de las veces ocurre sobre el nevus, pero se han descrito casos de melanoma fuera del nevus, especialmente en el sistema nervioso. Esto ocurre porque algunos pacientes con nevus congénitos (sobre todo grandes) pueden tener células del nevus en el sistema nervioso central (a esto se le llama melanosis neurocutánea), que pueden malignizar. Pero no significa que todos los nevus congénitos tengan afectación nerviosa, ni que ésta malignice si existe.

El tratamiento de los nevus congénitos debe ser individualizado. Además del tamaño y riesgo de malignización hay que considerar la localización y repercusión a nivel estético.
La extirpación quirúrgica es el método más seguro para eliminar todas las células, pero esto generalmente no es necesario ya que se trata de lesiones benignas. En principio la indicación de cirugía en el NMC grande o gigante se establecería en los primeros años de vida. No hay que olvidar que en ocasiones son precisas varias intervenciones, que pueden asociar complicaciones y que el resultado estético puede ser decepcionante.

Existen otras formas de tratamiento como el curetaje, peeling, dermoabrasión o laser que sólo eliminan el componente más superficial y consiguen buenos resultados estéticos. Pero son técnicas controvertidas porque se desconoce su seguridad a largo plazo e influencia en el desarrollo de melanoma.

Como veis, existen muchas preguntas sin respuesta. He querido daros algunas pinceladas sobre el tema, y transmitiros que todavía no existe consenso sobre la mejor forma de manejarlo. Siempre debe hacerse de forma individualizada, y sea cual sea la actitud terapéutica, deben realizarse controles por el dermatólogo y consultar en caso de ver algún cambio en el lunar.

Dra. Beatriz Fleta